Vietnam_Tres poemas

Por Mariana Lanusse //

An Binh Island

A Van, encargada de Happy Family Guesthouse

Lo lava

como lava la sangre

el río sucio del Mekong

sus canales hambrientos.

Hombres tumbados

sobre lomos de motocicletas

yaciendo entre sueños ardientes de bambú.

Balsas prohibidas

comercio de sapos vivos

hielo, mantos de arroz

para mis ojos tristes.

La noche se descompone roja

sobre la almohada

flotan bombas dormidas,

el tiempo

no se las quiere llevar.

Van Bong Uong, tu familia

buscando a los hermanos

y yo entre frutas cayendo sin sonido

el sabor de una cerveza

en el atardecer

apenas el río

el abrazo de todos.



Tu Lan Cave

A Qguen, guía de Oxalis

No pares de cantar

en la cueva inmensa.

Dame con la voz

la luz que me falta

porque cuando abro mis ojos

aquí no hay nada

más que lamentos

y los cuerpos tiesos de rasgar

rocas para poder salir.

No pares de cantar

para contarme la historia de la selva

cuando árboles, pájaros y serpientes

abrazaron a tu familia

en la ruta secreta de Ho Chi Minh.

Tus hermanos aún llevan

las espaldas cargadas

pero te estás bañando conmigo

en las aguas azules de Phong Nha.

No pares de cantar

los búfalos descansan en los pozos calientes

mujeres desmalezan el maíz y el maní

el arroz descalzo.

Tu canto es la guerra y es la paz

abriéndose paso en la cueva

sobreviviéndola.

No pares de cantar, Qguen,

hasta que hayamos comprendido

que la hermosura

te pertenece

y que aquí somos de nuevo

extranjeros

sin lengua y sin canto

por mucho dinero

que podamos pagar.



Hoi An

A Tam Bui, hospedante de Coachsurfing

Veré tu cuerpo sudado bajo la lluvia

veré cómo se mueve

entre campos regados y frutas maduras.

Veré el mercado y sus esfuerzos

sus dolores sin remedio

y el dinero que dejaste allí olvidado

tu ropa deshecha sin importar

tu hijo conteniendo el mar

en sus brazos pequeños

riendo conmigo entre las olas.

Te veré viajando por el inmenso mundo

para ver en todas partes lo mismo

y huyendo del padre en motocicleta

por la ruta nacional

con tu hijo delante y una niña pequeña atrás

tu descendencia al viento y a salvo.

Una aldea desconocida te espera

tu casa de palos y flores

en el claro de la selva

que ahora me acoge.

Libre, iluminada te veo, lejos, al fin.


Un comentario

  1. el viaje que se hace poesia acaricia el alma.

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